​Teléfonos móviles y niños: «Es la primera vez que una generación tiene que educar a la otra sobre algo que no ha vivido»

Este lunes, 18 de diciembre, bajo el título ‘Altamente conectad@s en Navidad’, se presentaba en el Colegio Profesional de Psicología de Aragón (COPPA) una nueva campaña a favor de una actitud responsable hacia el uso de la tecnología. “Para nosotros era un tema interesante que como profesionales de la psicología no podíamos dejar pasar”, advertía Santiago Boira, presidente del COPPA, que recordaba que el objetivo no era otro que “hacer un llamamiento a la concienciación y el fomento de una actitud responsable ante el uso de estas herramientas promoviendo el equilibrio en la era digital en la que nos encontramos inmersos e inmersas”.

“Para ello hemos elegido cuatro lemas que hacen un llamamiento a la calidad de nuestro tiempo, al fomento del afecto y a la reducción del consumismo en esta época del año”, destacaba Boira. Estos son: “Vivir altamente conectad@s afecta a nuestra salud mental, intentemos no abusar de las pantallas”, “Regalar momentos de calidad es más valioso que pasar tiempo delante de una pantalla brillante”, “Intentemos ser más responsables estás navidades, regalemos más valores y menos pantallas” o “Educar en salud mental digital es el regalo que deberíamos proporcionar a l@s más pequeños de la casa”.

Para profundizar en esta temática, el COPPA contaba con dos destacados miembros del colectivo profesional. Luisa Maestro, psicóloga clínica de la Unidad de Salud Mental Infanto-juvenil del SALUD desde el año 1991 y Javier Garcés, psicólogo especialista en psicología clínica y experto en psicología del consumo.

Uno de los grandes debates de la velada giraba en torno a la pregunta que todo el mundo hace: ¿Cuánto tiempo puede estar mi hijo/a con el móvil? “Nosotros en consulta utilizamos la regla 3-6-9-12 para el uso de la tecnología en los niños. Por debajo de los 3, cero pantallas. De 3 a 6 media hora al día como mucho. A partir de los 6, una hora y a partir de los 9 y de los 12, acceso controlado por los padres”, advertía Maestro.

La experta recordaba que, sobre todo en edades más tempranas, deberían fomentarse otro tipo de estímulos que activen todos los sentidos. “Con las pantallas solo se trabaja a nivel visual. No es lo mismo ver una pelota que jugar a la pelota”, explicaba. De 3 a 6 es el periodo más importante pues se desarrolla lo que en psicología se denomina el juego socio-dramático, o juego de roles: “Algo que no tiene cabida con las pantallas”.

Y es que dejar permitir a un niño o niña acceder a un teléfono móvil con internet es darle acceso a absolutamente todo. “Un niño no está preparado para algo así, tenemos que dirigirles ante los miles de estímulos que van a recibir”, añadía.

En cuanto a las dos emociones más asociadas al uso excesivo de pantallas en la infancia, estas son la ansiedad y la irritabilidad. Pero, ¿cuándo es el momento de encender las alarmas? La experta lo tenía muy claro. Sobre todo en aquellas situaciones en las que su uso está afectando directamente a la dinámica familiar. “Cuando el niño no quiere comer o cenar, o deja de hacer los deberes”, advertía.

“Los videojuegos y las pantallas no son malas per sé. Lo que preocupa es el uso que estamos haciendo de ellas”, destacaba. Lo mismo con el acceso a las redes sociales. “Los padres tienen que tener muy claros los límites y adecuar el uso a la edad del niño”, concluía.

Por su parte, Garcés recordaba que es a veces olvidamos que lo que hay detrás de un teléfono móvil es una puerta a intereses comerciales, ventas y fomento del consumismo. “Puedo asegurar que hace diez años me llamaban para hablar de aumento del consumismo el 22 de diciembre, y ahora lo hacen en noviembre, con el Black Friday”, afirmaba. ¿La clave de todo esto? Radica en la emoción. “La Navidad es una época emocional por antonomasia, como lo es el hecho de comprar, caracterizado por la emocionalidad”, explicaba.

Y es que, en su opinión, desde hace tiempo se utiliza esta época del año para propiciar un consumo masivo “en busca de una aparente felicidad que no es tal”. “La tesis es aprovechar al comprador emocional en la época más emocional”, continuaba, al tiempo que recordaba que antaño esta época del año era todo lo contrario a materialista: “Se basaba en las reuniones familiares y los buenos deseos. Hoy todo es comprar”. Estamos asistiendo a una evolución que ha degenerado en una sociedad del bienestar, “la mayor que hemos conocido hasta la fecha”, destacaba; marcada por la depresión y la ansiedad: “Algo estamos haciendo mal”.

Otro dato importante para Garcés tiene que ver con el reto al que se enfrentan los padres y madres en la actualidad, algo que no había ocurrido antes en la historia. “Es la primera vez que una generación tiene que educar a la otra sobre algo que no ha vivido. No se han establecido normas aún, y eso tiene consecuencias”, reflexionaba. Lo que está claro es que, como afirmaban ambos expertos, “educar significa poner límites y si no se ponen en casa no se van a poner en ningún otro lado”.

Tras un interesante debate con el público, durante la velada, se presentaba el número 9 de la revista colegial que, con el mismo título, recoge algunas de las conclusiones a las que se llegó durante el Encuentro Anual de la Psicología de Aragón que tuvo lugar el pasado mes de noviembre.​ 

Premio Bienestar Emocional a la labor periodística

✒️ Ayer me dieron un premio por escribir con el corazón ❤️ Y eso, para alguien que se dedica al noble oficio de juntar letras, es un regalo de vida. Ni por asomo imaginé que me iba a enamorar así de contar historias cuando empecé a estudiar periodismo hace 14 años. Ni mucho menos obtener un reconocimiento por ello.

Lo de ayer, @estelamillanzgz y su equipo de la maravillosa ONG @bienestaremocionalparatodos no solo es mi primer galardón periodístico. Significa que a pesar de todo -de los sacrificios, los horarios intempestivos, la soledad que muchas veces acarrea una vocación tan visceral como la mía-, no lo estoy haciendo mal del todo.

Pero si de reconocer se trata, yo también tenía que hacerlo, y supongo que los nervios de estar al otro lado me jugaron una mala pasada y no dije todo lo que sentía. Porque para que un «juntaletras» llegue hasta aquí tiene que haber detrás un buen puñado de gente dejándose la vida por entenderte, apoyarte y sostenerte ni cuando tú misma lo haces. Empezando por la familia, que lo ha sido todo y lo será siempre, y siguiendo por mis amigas, esa gente maravillosa que cuando leyó tan solo unas horas antes que se me había olvidado decirles que me daban un premio no dudó en mover Roma con Santiago para venir a verme. También las que no pudieron estar, pero estuvieron. Que han sido y son oxígeno cada día. Quienes se adaptan a mis tiempos, me esperan, me enseñan, me entienden, me acompañan, me reafirman… Gracias por elegirme.

🚀 También a la maravillosa red de gente que me sigue, me lee, y me manda un «sigue así», «no cambies», que en ocasiones no sé por qué surge, pero no sabéis la de veces que se ha convertido en la mejor gasolina.

Hay una frase que dice que «si te quedas en ambientes donde la gente no reconoce tu valor reducirás tu don al tamaño de lo que puedan soportar». Y sé que sí yo tengo alguno es gracias a la gente que me rodea y apoya cada día para convertir mi caos en magia. Porque así es como quiero que sea mi vida. Y por eso me siento agradecida con todas y cada una de las personas que siempre estáis y me ayudáis a sacar mi mejor versión cada día. Este premio es por y para todos vosotros. Gracias ❤️🍀✨ vida.