Y otras cosas que no quiero (ni debo) olvidar
Resulta que, a modo de diario, hace dos años comencé a volcar en instagram algunos pensamientos y reflexiones que, sin querer, comenzaron a crecer, y crecer y crecer... ¡Y resulta que lo hicieron a la vez que crecía yo! Hoy, para que no se pierdan en la fugacidad y voracidad de los tiempos que corren, y con ánimo de repasarlos juntos, he decidido in volcándolos en este espacio de reflexión. ¿Los releemos juntos? Allá voy.
Ocurre que la palabra se convirtió en refugio de lo que siento cuando ni yo misma lo sé. Que me oculto cómodamente a la sombra de mis trazos mientras otros ni siquiera lo ven. Que escribo mucho, a diario, sobre lo que otros sienten y creen, pero sobre lo que yo guardo dentro de mí todavía no sé. Sería como abrirme en canal, como si la pluma fuese un puñal. Sería desangrarme con tinta sobre quién sabe cuánto papel. Nos dicen que en la vida hay que ser valientes, pero yo me pregunto para qué. Para mí no hay mayor acto de valentía que reconocerse a uno mismo en aquello que dice no creer. Avanzamos por la vida y, sin querer, nos cargamos de contradicciones, miedos, culpas y peros. Por eso, en ocasiones llega el momento de poner en orden todos estos pensamientos para, simplemente, volver a ser.

06 de septiembre de 2020
Era domingo, hace justo dos años -os lo cuento este 6 de septiembre de 2022 a las 8.46 de la mañana. Atardecía. Y por lo visto, yo no entendía nada… Os lo cuento.
No entiendo nada. Y lamentablemente creo que este va a ser el titular que me persiga durante los próximos meses de mi vida. Porque ahora sé que no hemos venido al mundo a entenderlo ni a que nos entienda, e inevitablemente eso, en ocasiones, duele demasiado. No me gusta no poder obtener respuestas. No va conmigo. Y cuando eso pasa siento que todo empieza a ir demasiado rápido a mi alrededor y que yo me he quedado ahí, a un lado, esperando a que aparezcan. Supongo que me ha costado demasiado entender el juego. Y también supongo que eso es problema mío. Sin embargo, sé que por más que me cueste algunos días, el sol volverá a ponerse mañana y me regalará imágenes como esta. Imágenes que me recuerdan quién soy y a qué he venido a este mundo. Y sé que no es a tener dudas ni miedos, ni mucho menos a perder de vista mis objetivos. El 2020 nos está quitando mucho, pero me niego a darlo todo por perdido. Buenas noches ❤

23 de septiembre de 2020
Alguien me dijo una vez que subir tu primer pico es algo que nunca se olvida y que, además, tiene una parte ritual verdaderamente interesante. No solo supone enfrentarse a un reto especial -puesto que te saca por completo de tu zona de confort- también te permite reflexionar sobre todo lo que ocurre y ha ocurrido a tu alrededor y tomar distancia.
Además -si te dejas- es capaz de aportarte una claridad mental francamente sorprendente.
Y es que, en definitiva, la vida es mucho más fácil de lo que pretendemos hacerla en muchas ocasiones. Cada día soy conocedora de historias increíbles de personas increíbles que pierden su energía en cosas que no lo son tanto.
¡Qué atrevimiento! Pensaréis algunos. Y puede ser, pero lamentablemente creo que solemos pecar de callar demasiado para evitar confrontaciones en lugar de decir lo que pensamos. Y así nos va. Que vivimos corriendo de un lado a otro sin pensar, sin sentir, sin parar y sin vivir.
La vida no nos lo va a poner fácil, eso esta claro. Así que no queda otra que ponerse manos a la obra para que, llegado el caso, sea lo que sea nos pille preparados. ¿Lo estáis? ¿Lo estamos?

27 de septiembre de 2020
Sin culpa no hay -tanto- dolor. Tan solo un montón de gente haciendo con lo que puede, lo mejor.

02 de octubre de 2020
Este es posiblemente uno de los enclaves de la ciudad que más he transitado en mi vida; tanto de día, como de noche. Sin embargo, creo que esta ha sido la primera vez que he parado a mirarlo con tranquilidad, observando cada detalle. Y, al hacerlo, me doy cuenta que cada una de estas tres fachadas contiene un pedazo de mi historia al que apenas he prestado atención nunca. Porque no llegaba, porque no había tiempo, porque me ahogaba la vida…
Cuando era cría vivimos en El Temple durante varios años. Y aunque mi hermana y yo apenas levantábabamos unos palmos del suelo, la calle sonaba prácticamente igual que hoy: A gente, murmullos, pisadas, vida… Un sonido que me permitía trasladarme por un instante a aquellos momentos en los que mi mayor preocupación era que mi padre nos comprase un chicle en el Kiosko San Felipe. Por aquel entonces, un mundo entero.
En la mítica Creperie Flor tuve una cena con mis amigas, otra de las mayores suertes de mi vida -no la cena, que también, sino la compañía-.
Y en Fortea… viví uno de los momentos más importantes de mi vida de la mano de Proyecto Polen el cual me llevaría hasta Tijuana, México, en un viaje que cambiaría mi vida por completo.
Mientras mi cabeza va que vuela, ensimismada en mis pensamientos, observo a decenas de personas cruzarse fugazmente por esta misma esquina aparentemente gris, invisible, vacía. Tan solo un puñado de vidas forzadas a encontrarse apenas unos segundos pero que ni se miran. No hay tiempo. Es la vida.
Si hay algo que he aprendido en este tiempo es que, aunque en ocasiones no lo parezca, la vida siempre se abre camino en medio de la incertidumbre. Es inevitable.
Seguramente para ti esta imagen no signifique nada. Y para mí, hasta el momento en el que me senté, cerré la agenda, me desprendí de mis auriculares y decididí sencillamente no hacer nada; tampoco. Y, sin embargo… Un todo. Un universo entero encerrado entre estas tres esquinas. Mi universo. Y una nueva ilusión: redescubrir el resto de rincones de mi vida.

Ocurrió entre octubre y noviembre de 2020. Como retazos de una vida
11/10/2020. Sí. Te caerás. Una y mil veces, y otra vez más. Y aún con todo, como si nada y casi sin darte cuenta, renacerás. Porque sí, aunque ahora no lo creas, esto también pasará. Feliz domingo ❤
14/10/2020. Ahora puedo ver la vida con los ojos de aquella niña que nunca se fue ✍ Y creo que muy pronto os lo mostraré…
19/10/2020. Recalculando 🧭 A veces pasa, y en realidad no pasa nada.
02/11/2020. «Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio. Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón». –Mario Benedetti-
👉 Y si aún con todo te equivocas, hazlo con pasión. Convencido de que el error que cometes sirvió de algo. Porque cada paso que das es tuyo, aunque sea en falso, es tuyo y sobre todo, lo diste de corazón ♥️

Y llegó mi cumpleaños… 9 de noviembre de 2020. Esto salió del corazón.
2020 me ha enseñado que mi vida entera cabía en 16 cajas. Que ningún lugar es casa. Que la vida se pasa. Que las cosas no pesan pues somos nosotros quienes las hacemos pesadas. 2020 también me ha recordado cosas que ya sabía, como que poco importan el ayer o el mañana si no somos capaces de disfrutar de lo que hacemos en el momento en el que nos marchamos a otro lugar con nuestro pensamiento. Que nada ni nadie es eterno y que las palabras, algunas veces, se las lleva el viento. Que carta en la mesa pesa, pero eso tampoco cambia nada. Que si das lo mejor de ti para ver lo que piensa el resto, en el fondo no estas haciendo nada. Que a sus solas, nadie se engaña. Que la vida es valiosa per se, sin decorarla ni aderezarla. Que no. Que no hace falta. Hoy es mi cumpleaños y lo recibo con cierta nostalgia. Nostalagia de aquel momento en el que era una niña y pensaba que todo era magia. Crecemos, aprendemos e inevitablemente perdemos una parte de esa inocencia innata. Y no pasa nada. Forma parte del juego. De la trama. Seguimos en la partida hasta que nos lleve el viento. Gracias a todos por vuestras palabras y muestras de cariño ♥️

Seguimos…
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