“Es el segundo día de rodaje y me siento como en la familia”. Clàudia Ballester es la única jefa de equipo (dirige el equipo de sonido) que se ha trasladado a la capital maña esta semana para el rodaje de Milkshake Express.
Venida desde de Girona Ballester es la encargada de sonorizar esta historia llena de dobles intenciones y secretos. Nos ha contado por qué el sonido es tan importante en Milkshake Express.
– ¿En qué consiste tu papel en Milkshake Express?
– Yo soy la jefa de sonido y la diseñadora de sonido, es decir, entro en la etapa de directo y en la etapa de postproducción. En la etapa de directo me centro en la captación del sonido del rodaje de todos los medios y personajes posibles. La etapa de postproducción es la que afecta al diseño: montar el sonido y crear el concepto sonoro del corto, que es ese mundo tan extraño que nadie nota excepto cuando no está.
Siempre cuento que el diseñador es el encargado de captar el sonido tal cual, por ejemplo, el ruido que hace un vaso al dejarlo sobre la mesa, pero también tiene que crear las metáforas sonoras. Como meter el sonido de una ola cuando muere un pescador que ha vivido toda su vida en el mar y en los últimos años ha vivido en otro sitio. Es como que todo tiene sentido cuando se escucha esto, la infancia que se va con esa ola. Y llegar a eso es mucho tiempo de pensar.
– ¿Cómo defines el diseño sonoro de Milkshake Express?
– Buscamos un realismo máximo en todo el corto y para ellos experimentamos en directo creando perspectivas sonoras de todos los sitios tal y como escuchamos. Es decir, si los personajes están lejos los escuchamos más bajo, no como sucede a veces en televisión. Así, creamos este mundo de cuchicheos y secretos, como una maraña de voces. Todo esto contrastado también con el surrealismo puntual -pero necesario- en los momentos más idos y radicales del corto. Buscamos un sonido muy tajante, como afilado. Para mí Milkshake es esto.
– ¿A qué dificultades tienes que enfrentarte con este corto desde el departamento de sonido?
– La secuencia que más miedo me da es la que grabamos en el spa. El material no está acostumbrado y la humedad puede dañarlo. Por ejemplo, una medida que hay que tomar es meter el material una hora antes para que se acostumbre. Si los metemos y los enchufamos directamente podría petar.
También hay secuencias con muchos diálogo y mucha gente y como esto no es una súper producción, tenemos que manejarnos mi auxiliar y yo con sólo dos pértigas. Eso también es complicado.
– El sábado se graba una secuencia con 200 extras ¿Qué características tiene la sonorización de ese día?
– Está asumido que puede ser complicado. Lo bueno es que grabaremos el diálogo del personaje principal otro día para cubrirnos. Lo difícil será dirigirlos para hacer los wildtracks (grabaciones de sólo sonido para montar luego con la imagen). Es difícil manejar a los extras porque no son actores profesionales. A lo mejor hay que decirles que griten, que cuchicheen y eso puede salir bien o mal.
El auditorio lo vamos a microfonar con micros de cañón hiperdireccionales. Vamos a intentar crear una microfonía en estéreo para captar toda la maraña de audios . Además, Eloy, mi auxiliar, irá con la pértiga a grabar a diferentes grupos de gente. Haremos grabaciones en general y también grabaremos por bandas. Al final nos quedaremos grabando audios con unas 50 personas.
– ¿Qué crees que quiere contar MIlkshake Express?
– La temática es política, pero cuando se habla de esto se hablan de muchas cosas más. Se habla del mundo actual en el que estamos viviendo una crisis global, de ideales, de valores. Milkshake Express habla de una crisis de personas.
– ¿Habías grabado antes en Zaragoza? ¿Qué te parece?
– Nunca había estado grabando aquí y no he podido visitar mucha ciudad pero la acogida del equipo ha sido espectacular. Es el segundo día de rodaje y me siento como en la familia. No puedo estar más contenta.
Por Irene Herrero
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