El director general de Cultura de Aragón reconoce que Ascaso es un festival muy especial
Este martes comenzaba la Muestra de Cine de Ascaso, la denominada muestra más pequeña del mundo. El festival cuenta solo con 160 localidades para visionar las películas del evento en la pequeña localidad de Ascaso, situada en los Pirineos. Este pueblo no cuenta ni con luz ni con saneamiento.
En esta edición nunca había habido tantos políticos en Ascaso. A pesar de que los organizadores no les habían habilitado un tiempo para sus discursos, por la única calle de esta pequeña aldea de Sobrarbe paseaban el director general de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Aragón, Ignacio Escuín; el presidente de la Comarca de Sobrarbe, Enrique Campo, y el alcalde de Boltaña, José María Giménez. Todos coincidían en que el festival de cine de Ascaso está consolidado como muestra importante del calendario aragonés.
Ascaso se convirtió en una pequeña gran vía por la que circulaban directores de cine como el alicantino David Valero, músicos como el holandés Willem Waterschoot (compositor de la banda sonora de la publicidad de Ascaso) o vecinos del lugar que adornaban las casas arruinadas en las que cuelgan las fotos en blanco y negro de los viajes del brasileño Sebastiao Salgado, entre macetas y flores. Mientras, más de 30 voluntarios se afanaban en adecentar la era y la borda que son sede de esta especial Muestra de Cine.
A las 21.30 horas, cuando la noche se cernía desde el monte Nabaín, los dos codirectores, Miguel Cordero y Néstor Prades, presentaban algo emocionados el festival. Cordero, que también es presidente de la asociación de vecinos y amigos, insistía en que «no hubiera sido posible llegar hasta aquí sin el apoyo enorme de gente de toda España y del extranjero que cada año nos suben a ayudar. Prades presentó la película de la noche, «La Sal de la Tierra», de Wim Wenders y Juliano Ribeiro sobre la vida del fotógrafo Sebastiao Salgado, recordando que, a pesar de haber sido premio del jurado en Cannes, del público de San Sebastián y candidata al Óscar al mejor documental, su exhibición en España había durado poco más de una semana y sólo en las grandes ciudades. El público abarrotaba, una vez más, las 160 sillas de la sala. Aún con la película empezada, se veían subir coches por la pista sin asfaltar que conduce a Ascaso.
Fuente: Aragón Digital